miércoles, 15 de mayo de 2013

R E M E N D A R

A veces es un momento, otras una persona o incluso un bichejo... la cuestión es que no puedo dejar de imaginar, imaginar, imaginar... y me gusta especialmente dejar fluir ideas, palabras, sensaciones mientras escribo. Para mí es una técnica de lo más liberadora porque cuando escribo entro en un pequeño estado de catarsis y al finalizar, normalmente me siento sorprendida de lo que he escrito.
Escribir sin pensar, escribir para dejar fluir toda tu creatividad, escribir con el único fin de disfrutar por el camino sin importar si la calidad del texto es buena o mala.

En aquella ocasión fue una foto, esta foto que venía con un título: Remendar...

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R E M E N D A R 

Remendamos calcetines, bragas y camisetas pero ¿se remienda la paciencia? 
Ayer le di a mi abuela un montón de paciencia a remendar. Había explotado pero, desgraciadamente, me dijo que me comprara un par de paciencias nuevas que esas ya no valían.
Al salir de su casa, tiré toda mi paciencia en el primer contenedor que encontré. Pasé a una tienda, compré agujas y lana y comencé a tejer una a una todas las letras de mi nueva paciencia.

Las letras que salieron fueron estas:

R
E
M
E
N
D
A
R

Imaginé que, como todo, esto también tenía un sentido. El sentido de saber que la paciencia no se compra, la paciencia se teje en el día a día remendando lo que el tiempo desgasta.

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